Tras este largo paréntesis, en el que me he visto inmersa por diversas y sucesivas circunstancias ... sólo interrumpido por lo que al entorno blog se refiere, aprovechando sendos momentos de relativa calma, con el post del día 21 de enero -y el del 9 de febrero en CONVERSO CON LA MUJER QUE SIEMPRE VA CONMIGO- y esporádicas y rápidas visitas a algunos blogs amigos … estoy tratando de retornar a la cotidianidad ...
Una vez en ello, y por lo que a este ámbito se refiere … siento la necesidad de … agradecer de corazón todas las visitas, comentarios, mensajes de correo, y/o felicitaciones recibidas, y ofrecer mis sinceras disculpas por no haber respondido –esto último me ha hecho sentir mal, pero durante demasiadas semanas he necesitado concentrar todas mis energías en cuidar ... y/o cuidarme- … por encima de cualquier otra cosa.
Resumir lo que ha sido, y significado para mi, todo este tiempo ... es algo complicado ... me cuesta hacerlo … y no termino de encontrar la manera de expresar mi sentir.
Sólo puedo decir que me ha resultado tremendamente largo –aunque tal vez fuera más adecuado decir intenso- … no ha tenido nada de fácil … algunos momentos han sido realmente duros ... he conocido lo que es el miedo … una vez más me he sabido frágil y vulnerable … he conectado con sensaciones internas muy profundas - imposibles de explicar- … y … ¿por qué no decirlo? … en más de una ocasión me he sentido desbordada por los acontecimientos …
Atrás han quedado ... entre otras muchas cosas … una dolorosa ruptura … las ya lejanas Navidades … la gripe que me obligó a guardar cama durante un buen número de días ... los exámenes y el cierre de mi penúltimo cuatrimestre como estudiante universitaria ...
... la impactante experiencia de verme envuelta en un pequeño incendio domestico –que afortunadamente logré sofocar sin mayores consecuencias- ...
... la lenta recuperación de la huella del fuego en mis manos –con sus consiguientes visitas al hospital para las preceptivas curas, durante todo un mes … cada segundo día- ... el desprendimiento de vítrio -al día siguiente- de mi ojo derecho … el descenso de la visión de éste, la amenaza de un posible desprendimiento de su retina -derivado del primero y, ambos, según parece, consecuencia del fuerte shock sufrido- ... el inexcusable descanso –prescrito por el oftalmólogo- … la sensación de estar profundamente agotada … y la insaciable necesidad de dormir …
Sin embargo ... mentiría si digo que la digestión ha terminado ... o que la mencionada reincorporación me está resultando fácil … -han sido muchas cosas … en muy poco tiempo- … y, en cierto modo, creo que no soy la misma que hace tres meses.
Ahora … cosa rara en mi … estoy leyendo poco y … pese a que nada me lo impide –mis manos ya no son ningún obstáculo para ello- … escribiendo menos todavía –apenas nada-.
Pero … una cosa tengo clara … lo que más me preocupa en este momento –porque su contrario es lo que más me dolería- es algo que, parece, más de uno pedimos este año a los Reyes Magos ...
NO ENDURECER MI CORAZÓN
y aprender a
ESTAR EN EL MUNDO
SIN SER DEL MUNDO.