Estaba solo el amigo,
a la sombra de un frondoso árbol.

Pasaron hombres por allí
y le preguntaron por qué estaba solo.
Y el amigo respondió
que solo se había quedado... al verlos y oirlos.
Antes estaba
en compañía de su amado.
Del Libro de Amigo y Amado (47) de Ramon Llull.